Primera parada, desayuno. Soneja, cerca de Sagunto, nos está esperando pero a punto estamos de pasar sin verla.
Faltaban las perdices en la fiesta pero no las cartucheras de los contrabandistas.

Feroces cristianas del siglo undécimo velaban por nuestra seguridad.
Algunos de la morería estaban encantados con la juventud de l´Albada.
Esta chiquita nos devolvió la sonrisa y nos consta que alguno se quedó embobado.
"Casi" una familia de esforzados cruzados.
A falta de puros, bien puede valer un cigarrillo del siglo XII
Los caballos estaban despistados pero los jinetes no.
Don Goliat. ¡Cualquiera se mete con él!
Las gafas de estilo nazarí y la gorra modelo almohade.


Los maceros, tiesos e imponentes con sus vestiditos a rayas. El colmo de la modernidad.
Todavía hoy, no sabemos decir si esta cuadrilla es de amigos vestidos de obispos o de obispos en amigable comparsa.
Las hermosas huríes del profeta pasaban por delante de nuestras narices.
También pasaban comandantes en jefe con cara de asombro al vernos.
Pocas veces se ven oficiales moros tan vistosos y coloridos.
La estrella de Yahvé: "ya vé" qué guapos desfilan.
¡A qué tiene cierto parecido con el concejal de IU!

Los niños, encantadores y sonrientes.
Las "dones" delante, los "homes" detrás, así debe ser.
Los soldados cristianos imponían con sus capas y correajes.
Después de la mascletá, parece que llegó la calma.
No decimos lo que estamos haciendo por ver si se adivina. Lugar: mesas en lo alto de la Font Rotja. Por cierto, casi subimos al cielo de tanto como se ascendía y ascendía...
Con los cafés virtuales, en animada tertulia.
Por la noche, en el restaurante de la "peña madridista" de Sant Vicent de Raspeig, comimos y bebimos hastala exageración: patatas, morcillas, ensaladas, pescado sabrosísimo (por el salero que tenía), pinchos morunos, etc., etc., hasta llegar al plato del que no quedó ni un solo grano: "arros negre".
...Y comíamos, y seguíamos comiendo...
Nuestra hermosa juventud tertuliana actuaba de estandarte.
El "maestro" oficiaba de doctor en arroces. Y el que nos ocupó esa noche, palabra que estaba de vicio.
Mariano Vara y su sombrero ocuparon sitio en el atril improvisado mientras arengaba a la tropa.
Un poquito de aquí y otro poquito de allá y mañana será un día excepcional. Joan estaba al quite.
Y el personal, a estas alturas estábamos treinta y dos humanidades, expectante. Faltaban Lucas y familia que, a esas alturas, estaban opinando si con tres ruedas se podía llegar al lugar. Afortunadamente el reventón fue solo ruido y RACC hizo el milagro.
Joan Pamiés siguió explicando el origen de la Fundación "Miguel Hernández". Gracias a personas como él el mundo se agiganta.
Pose displicente, cabello cano y mano en el bolsillo: palabras en el aire. A pesar del cansancio, unos pocos fueron a preparar la visita nocturna de Alicante.
En el cementerio de Orihuela, tres eran tres las camisetas moradas del "gallo" que daban cuerpo a tres republicanos.
En el mismo cementerio, todos los tertulianos se arropan con la tricolor.
Mariano, Manoli y Joan.
La banderita que bordó primorosamente nuestra Marianita Pineda del siglo XXI, para quien esté algo despistado, Floren.
Leyendo una estrofe de la elegía a Ramón Sijé, el compañero del alma.
Otra estrofa del mismo poema, llanto de dolor y rabia.
Termina nuestra anfitriona con un texto ante la tumba de Sijé.
La tumba de Ramón Sijé, amigo de Miguel, adornada con un par de claveles de la Albada.
Listado de los diecisiete compañeros de Miguel Hernández fusilados por la escoria de los sublevados.
Pep explicándonos los detalles del encarcelamiento y los fusilamientos.
Fueron momentos dignos, emotivos que nos dieron que pensar y sentir.
"Tanto monta, monta tanto" Los católicos reyes también se dejaron caer por aquí.Nota curiosa, en el escudo de los Reyes Católicos, la granada todavía estaba cerrada, porque no habían conquistado la Ciudad.
Un sobrino de Miguel nos explicó los pormenores históricos de la iglesia.
El palacio de la condesa de Rubalcaba en Orihuela. No parece que tenga que ver nada con el ministro.
Puede parecer una dura subida hasta el Seminario pero todos parecíamos flotar.
Orihuela: tu pueblo, Miguel, y el nuestro al menos por un día.
Una sorpresa que nos preparó Pep: el "esbarizaculos" (Aragón), "raspallera" (Alicante) hernandiano. El culo del poeta, ayudó a alisar la piedra.
El mismo claustro desde otra óptica.
Nuestra infatigable anfitriona al estilo hernandiano.
Interior de la catedral. Órgano.
Mientras paseábamos, también había tiempo para captar rincones con encanto.
La plaza de Orihuela en donde se halla el centro cultural a Miguel Hernández.
El colegio de Santo Domingo. Colegio importante en la vida de Miguel.
La casa natal de Miguel. A pesar de la rehabilitación que están realizando, una verguenza para el Consistorio y, en general, para la ciudad.
Otra hermosa perspectiva eclesial oriolana.
El casino. Aquél casino provinciano que nos cantaba Don Antonio Machado debía ser de lo más parecido al que visitamos en Orihuela.
Nuestro casino provinciano, varado en los secos años del franquismo.
Una comida inolvidable: medio centenar entre tertulianos y oriolanos unidos por un hombre, un ideal y unos versos.
Como se podrá ver, los platos inmaculados esperan la pitanza. Mientras, los comensales fraternizan.
Otra de las mesas inmortalizadas por nuestro experto fotógrafo oficial: Estéban.
Brindando por Miguel y por la República, la tercera.
Perspectiva general de la sala. La animación era evidente.
En esta mesa la juventud contagiaba risas, alegría y belleza.
El brindis cuando todavía teníamos agua, cerveza, vino o gaseosa, fue completo: ¡por la tercera república!
¡Qué las copas entrechoquen! ¡Que la alegría desborde las cráteras vacías!
Unas palabritas de Mariano a cabeza descubierta.
En el centro de mujeres "Clara Campoamor": coqueto, amable y divertido.
Interior de la Asociación "Clara Campoamor"
En la Asociación nos presentaron el trabajo sobre las mujeres en la vida de Miguel Hernández, trabajo en forma de libro.
Presentación del periplo hernandiano en tierras alicantinas por parte de Joan.
A pesar del interés, algunos estaban tan bien, tan bien, que cerraron los ojos momentáneamente.
En la casa museo de Miguel Hernández, y como cada sábado último de mes, se recitaron poemas con acompañamiento de guitarra.
Nuestro "presi" estaba entusiasmado con la lectura. Tanto que repitió varias veces.
Montse también leyó con emoción poemas de Miguel.
Detalle de la casa de Miguel. Esta fue la casa adonde se trasladaron siendo niño.
Exterior de la casa de Miguel: patio que daba acceso al corral. El padre de Miguel podía decirse que era persona "con ciertos posibles".
Carmen también se arrancó con un poema.
...Y Mª Ángeles, tranquila y reposada, siguió con la "faena".
Floren, muy bien arropada, recitó con emoción contenida otro poema.
A dúo, seguían las emociones dando fe de su existencia.
Mª José, sonriente, a punto de quedarse sin gafas, ultimó los versos postreros.
Y Armando interpretando los sones del "Himno de Riego".
Domingo, día del homenaje, a las puertas del cementerio de Alicante.
En la tumba de Miguel Hernández.
Nuestro ramo de claveles de tres colores.
La tumba de Miguel.
Leyendo un poema cada uno.



















Terminamos de leer los poemas elegidos, cada uno de nosotros una estrofa en honor a su creador.
foto de familia en el panteón.
Últimas palabras.
Quedará en la tumba por un tiempo nuestra voz y nuestra palabra junto a la pancarta.
Cantando "vientos del Pueblo" a tres o cuatro voces... pero salió bien.
Cantando a todo pulmón mientras las emociones flotaban.
Traslado de una corona al monumento en homenaje de los republicanos fusilados en Alicante, al menos a los que tienen nombres y apellidos. Al resto, a los fusilados en cunetas, queda pendiente nuestro idéntico homenaje y respeto. ¡Palabra!
En el monumento a los fusilados alicantinos.
"Cantando espero a la muerte..."
Joan siguió explicándonos los pormenores de la resistencia alicantina a las hordas fascistas.
Nos trasladamos al otro extremo de la manzana. Allí va el proyecto de un monumento a tantos y tantos asesinados solo por ser honestos.

Unas sencillas flores para un panteón sencillo: ¡descansen en paz!
Floren hizo gala de buena capa.
La hermosa mirada de Beatriz estaba perdida en el horizonte.
Como final del día, paseo por el mar en Altea.
... Y comida por todo lo alto en el restaurante.Aprovechando este momento, M. Dolores como organizadora, nos explicó que el 25 de Julio hacen una experiencia comunitaria muy interesante, a la cual, algunos tenemos intención de apuntarnos, se trata:
En alguna Playa de Alicante se instalan 3 Km. ¡si!, ¡si!, 3.000 m. de mesas, donde se juntan para cenar 5.000 personas, vestidas de blanco y con ganas de compartir , adornadas con velitas y os imagináis cerca del Mar, El Mediterráneo....la luz, la vida.., todo un record.
La armoniosa paellera con el colorista, sabrosón y nutritivo "arros a banda" quien tuvo la paciencia y delicadeza de dejarse comer hasta el final.
Los rostros de todos estaban así de felices... Y colorín, colorao...
No hay comentarios:
Publicar un comentario